La verdad detrás de este año de ausencia es verdaderamente simple: un cambio de amistades condujo al progresivo olvido de este blog.
Puede que vuelva a actualizar; que vuelva a compartir mis escritos por aquí, pero tendréis que perdonarme (si alguno de vosotros sigue por aquí, por supuesto) si tardo un siglo en hacerlo.
¡Gracias miles a los que lean esto y disculpadme!